
Hambre Cero: un año de resultados que reescriben la política pública en Paraguay
Durante la Reunión del Consejo Nacional de Alimentación Escolar, el presidente de la República, Santiago Peña, valoró este primer aniversario como un momento clave para reafirmar el compromiso con una política pública que llegó para quedarse. “Quienes vengan después no deben olvidarse de cuáles fueron las motivaciones que dieron luz a este programa”, afirmó.
El Presidente resaltó que Hambre Cero solo fue posible gracias a un trabajo articulado entre diferentes niveles del Estado. “Este es un éxito de todos. Ha sido un trabajo titánico desde el Poder Ejecutivo, un trabajo titánico con las gobernaciones y, por supuesto, también hay que reconocer el rol de los municipios”, expresó, al agradecer el compromiso de las autoridades locales.
En esa línea, reconoció el papel del ministro de Desarrollo Social, Tadeo Rojas, quien recordó que el diseño original del programa preveía su implementación en 22 distritos. Sin embargo, por indicación directa del Jefe de Estado, se amplió a 90 distritos desde el inicio, priorizando las zonas con mayor índice de pobreza.
Alimentación que educa y transforma
Hambre Cero garantiza alimentación diaria a más de 1.050.000 estudiantes, distribuidos en 7.036 instituciones educativas de 263 distritos del país, alcanzando una cobertura del 100% hasta el noveno grado y hasta el tercer curso de la Educación Media en 22 distritos. En solo un año, se entregaron más de 254 millones de raciones alimenticias, lo que representa un avance sin precedentes frente a la cobertura previa del 5%.
La inversión estatal superó los USD 375 millones anuales, con una distribución enfocada en el desarrollo económico local: 10% destinado a la agricultura familiar (USD 30 millones estimados) y 5% a mipymes (USD 15 millones), lo que permitió generar cerca de 60.000 empleos directos en áreas como cocina escolar, logística, transporte, producción agrícola y proveedores.
Sin embargo, el mayor valor del programa trasciende las cifras. “Estos niños mejor alimentados, y con mejor cultura alimenticia, van a ser adultos más sanos”, sostuvo el Presidente Peña, resaltando el impacto a largo plazo en términos sanitarios, económicos y sociales.
El papel de los docentes, las familias y las comunidades
El jefe de Estado destacó el rol de los actores comunitarios en la implementación exitosa del programa. “Este programa no se puede hacer sin los docentes, es imposible implementarlo sin los directores, las profesoras, los padres y madres. Me consta la pasión con la cual están llevando adelante esta tarea”, expresó.
El Presidente también compartió experiencias recogidas en sus visitas a escuelas, donde observó cómo el entorno escolar influye directamente en los hábitos alimenticios: “Probablemente lo más impresionante es cómo los niños están educándose en la alimentación. Algunos no querían tomar leche en casa, pero al ver a sus compañeros hacerlo en la escuela, naturalmente lo incorporaron”, relató.
En este sentido, el 5 de agosto fue declarado oficialmente como Día Nacional de la Alimentación Escolar, a través de un decreto del Poder Ejecutivo, con el objetivo de reafirmar cada año el valor de esta política pública que forma parte ya del patrimonio social del Paraguay.
Una política que nació para perdurar
Durante el acto, el ministro Tadeo Rojas reafirmó que Hambre Cero es el programa social más grande de la historia del Paraguay, y que su impacto marcará un cambio de paradigma: “Contra viento y marea dijimos vamos a empezar. Me planteaste cubrir todo el país desde el inicio, y así lo hicimos. Este momento es importante y emotivo, porque Hambre Cero vino para quedarse”, subrayó.
El ministro de Educación, Luis Ramírez, coincidió en la profundidad del cambio generado en las aulas. “Este es un proyecto de múltiples impactos: social, económico y educativo. Pero sobre todo, vence una de las injusticias más grandes que teníamos. Con hambre no hay aprendizaje. Hoy nuestros niños tienen el combustible para desarrollarse y estudiar”, expresó.
Al cerrar su intervención, el Presidente Peña proyectó la visión de largo plazo del programa: “El 100% de los niños con al menos 12 años de educación. Eso le va a permitir al Paraguay avanzar. Que esas semillas que hoy estamos plantando crezcan como árboles fuertes, que ningún viento ni tormenta pueda derribar”, afirmó.
Hambre Cero es más que un plan alimentario. Es una política integral de desarrollo humano, justicia social y equidad. Un legado que fortalece las bases de un país que eligió cambiar su historia desde sus escuelas.